Reseña
Posicionada desde la historia de las mujeres, Isabel Orellana analiza, como bien lo adelanta el título de la publicación, el lugar de la ciencia en la educación secundaria y universitaria destinada al segmento femenino entre 1870 y 1950.
La investigadora divide su estudio en dos partes, en la primera se detiene en la relación filosofía, ciencia y género femenino examinando los planteamientos de Platón, Aristóteles, Bacon, Descartes, Newton, Hume, Kant, Darwin, Smith y Rousseau, autores clave para el desarrollo de la ciencia moderna y la construcción social del oficio del científico. En la segunda parte analiza la pugna entre lo privado y lo público, plasmada en acciones de particulares y estatales que influyeron en la instrucción de la mujer.
A partir de su investigación, la autora sostiene que durante el período estudiado "la relación entre las mujeres y la educación científica estuvo cruzada por una suerte de violencia simbólica que se tradujo en invisibilización, clasismo y discriminación" (p. 284).
Fragmento
"Cabe precisar que las mujeres no quedaron excluidas del oficio del científico a causa de los fundamentos que dan sustento a la ciencia moderna, sino por la lógica de división del trabajo que establecieron las sociedades, las que definieron y naturalizaron comportamientos específicos y distintivos para cada sexo. De este modo, la segmentación de funciones estableció distintos campos de desempeño para lo masculino (exterior y público) y lo femenino (doméstico y privado), producto de lo cual las mujeres permanecieron al margen de la lógica científica" (Orellana, 2020: p. 282).