Reseña
Muchas innovaciones museológicas, realizadas inicialmente en América Latina, se basan en escenarios heterogéneos derivados del contexto sociopolítico de los años sesenta, setenta y ochenta (revisión y reacción a los cánones culturales europeos, dictaduras militares, procesos de transición a la democracia, etc.) y en nuevas corrientes teóricas (museología social, nueva museología y museología crítica, entre otras) que calaron profundo en esta parte del mundo.
Si bien muchas de estas iniciativas venían de antes, no fue sino hasta la Mesa Redonda de Santiago de Chile (1972) que asistimos al desarrollo de un sinnúmero de museos comunitarios y escolares que reivindicaban una mayor autonomía y descentralización de las culturas locales. A casi 50 años de este hito museológico, a través de estudios
de caso contemporáneos realizados principalmente en contextos latinoamericanos, esta publicación interroga -desde la perspectiva del género, la diversidad cultural de sus habitantes y los territorios donde se ponen en escena estas identidades- las prácticas que se proponen para construir entre todas y todos una sociedad en la que el patrimonio sea percibido no sólo como una caja de resonancia de lo que sucede a nivel local, sino también, y sobre todo, como una posibilidad de contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.