Masificar la educación fue una de las preocupaciones centrales en la construcción del Estado Docente. Desde fines del siglo XIX y durante todo el siglo XX aumentó el número de escuelas primarias, secundarias y normales.
La ampliación de la cobertura y la institucionalización de la escuela, implicó un proceso de diferenciación de la unidad escolar. Cada colegio buscó construir una personalidad corporativa a través de prácticas como la emblemática.
Las medallas y banderines de la colección del Museo de la Educación Gabriela Mistral, portan diversos símbolos e imágenes que representan los valores y principios educativos particulares de los planteles, su trayectoria histórica y las identidades locales o territoriales ligadas a ellas. Estos resaltan:
- La diversidad de instituciones educativas existentes: enseñanza primaria, secundaria y superior, Escuelas Normales, liceos nocturnos y colegios técnicas.
- Las características de los ideales educativos, fines pedagógicos o pertenencia local.
Los distintivos de las Escuelas Normales destacan el vínculo de la institución con el Estado y su misión de educación pública y nacional, así como también su pertenencia a un lugar.
Un ejemplo particular es el emblema de la Escuela Normal de Antofagasta y su labor en el proceso de chilenización de las provincias de Tarapacá y Antofagasta, incorporadas luego de la Guerra del Pacífico (1879) y del Plebiscito de 1925.
La instrucción de oficios industriales y agrícolas se reivindica en los emblemas de los establecimientos de enseñanza técnica o profesional, industrial y agrícola, que se crearon en la primera mitad del siglo XX.