Arte, Dibujo, Trabajos Manuales y Gimnasia se incorporaron en 1897 a las asignaturas impartidas en la educación, como consecuencia de la reforma y modernización de los planes escolares iniciada en 1883.
Su enseñanza buscaba perfeccionar la moral, e inculcar en los escolares hábitos como laboriosidad, disciplina, orden y pulcritud.
"A la vez que sirven de contrapeso a los estudios puramente teóricos, tienden a proporcionar a los niños una habilidad general de la mano, a inspirarles amor y respeto por el trabajo corporal y a desarrollar en ellos hábitos de atención", señalaba el educador Claudio Matte sobre estas actividades (Labarca, 1939: 195).
La enseñanza de Arte y Dibujo fortalecía y arraigaba los contenidos aprendidos en otras asignaturas:
- Las Bellas Artes se relacionaban con la enseñanza de la Historia, especialmente con la arquitectura de las ciudades e iglesias europeas, y las construcciones monumentales de grandes civilizaciones.
- La pintura se vinculaba con la enseñanza de la Religión, a través de cuadros de la historia del cristianismo, como La Última Cena de Leonardo Da Vinci.
- El dibujo contribuía a la enseñanza de las ciencias naturales, ya que los estudiantes debían representar la flora y la fauna que veían en láminas o en su entorno.
- Se afianzaba la lecto-escritura al enseñar a dibujar las letras del abecedario.
En la escuela primaria se buscaba que los educandos ejercitaran la vista y la mano y reprodujeran formas con exactitud y precisión. En la instrucción secundaria, se desarrollaba el gusto estético por las Bellas Artes, especialmente la arquitectura y pintura.
Al cuerpo docente se le recomendaba fomentar la observación sistemática, acostumbrar al alumnado a fijarse detenidamente en los objetos y sus detalles, y hablar sólo de cosas disponibles en el mobiliario escolar.
Materiales como mapas y láminas murales fueron los más utilizados. Luego, se agregaron modelos sólidos geométricos, ornamentos en relieves de yeso y moldes de cuerpos humanos.